viernes

(Sin título)

Apenas llego a mi casa me encierro y apago el celular cortando el cable del cargador, tengo voluntad, pero nunca se sabe. Tiro las llaves por la terraza y espero a ver qué pasa, quizá algún día vengas a sacarme de este calabozo en el que estoy por voluntad propia.
Así pasan tres días sin que ni tú ni nadie pregunte por mí o toque siquiera la puerta, acaso porque absolutamente nadie se interesa en mí y el mundo puede sobrevivir sin mi tortuosa presencia, sin mi patética silueta esperando de ti algo más que una mirada. Y mientras escribo esto siento ácida la soledad que gotea sobre mi piel mientras merodeas por mis pensamientos tarareando nuestra canción e inventando nuevos conceptos. Atrincherada. Ni los escasos recuerdos me tratan bien.
—Toc.
Quien guste de salvado y agua de grifo es bienvenido a mi silla que finge ser mesa y mi alfombra que finge ser silla, contigo en mi hotel de mil estrellas, mi selecto menú de temporada y mi innegable eterno amor podría representar una cena romántica: Nobel a la farsa, por favor.
—Toc.
La luna suele indicarme en qué noche me encuentro y aunque sé que es vano lo marco en el pequeño calendario femenino que jamás aprendí a usar (alguien desea morir pronto no busca aprender lecciones de vida); a modo de romper un récord o de honrar tu amor tal vez, escribo tu nombre en toda superficie que alcanzo y eso incluye mi piel. Me pregunto qué haré cuando se me acabe la tinta.
—Toc, Toc.
Son ya siete días. Trastornada, no sé bien si anochece o si va a amanecer pronto, me quedé sin papel pero no sin lugares dónde escribirte, lo hago en los muros y plantas de mis pies. No hay nada más hermoso que tu nombre de ornamento para los muros de mi pequeña trinchera, mi lugar lejos de la tierra.
—Toc, toc, toc…
Quizá algún día te acuerdes de mí y me extrañes, quizá un día, cuando veas mi ofrenda, solo entonces te des cuenta de que solo yo sé de dónde consigues azafrán para tu arroz, que tienes ese tatuaje porque así lo soñaste, yo y solo yo. Yo, que creé un mundo donde todos los habitantes y todas las cosas se dedicaban exclusivamente a ser como tú. Solo mi alma y yo te entendemos a cabalidad, porque de alguna forma u otra, mi soledad y yo te hicimos. Y corrijo, 'te hice'.
—Toc-toc, toc, toc, toc.
Ergo: hoy canto solo para mí mientras (¿te?) espero. No ceso de preguntarme el por qué de ese desesperado, progresivo e infinito eco, ese que imita aquella abreviatura que aprendí con mi libro de psiquiatría.

1 comentario:

  1. hey, quiero que me expliques por qué "tenedora"
    gracias
    saludos :)

    ResponderEliminar

Un ña, dos ñas, tres ñas... :D